Medias normativas del Coronavirus en Colombia y efecto en las pymes de salud

Juan Gonzalo Alzate Gómez
Médico, especialista en Gerencia Hospitalaria y en Mercadeo

Desde que comenzó la pandemia del coronavirus en Colombia tal como corresponde, el gobierno y en especial el Ministerio de salud y protección social, han expedido diversa cantidad de normas para enfrentar la pandemia desde diferentes frentes. Temas como estos han sido reglamentados: Declaración de la emergencia sanitaria por causa del Coronavirus / Se adoptan medidas preventivas en el país por causa del Coronavirus. / Lineamientos para la detección y manejos de casos por los prestadores de servicios de salud frente a la introducción de coronavirus / Manual de bioseguridad para prestadores de servicios de Salud que brinden atención en salud ante la eventual introducción de Coronavirus / y así otras 22 normas del MSPS.

El asunto es que, desde varias perspectivas, la normatividad puede ser muy útil, pero las realidades a veces las desbordan o por no acoplarse en su contexto, carecen de efectividad. En general se puede decir que varias de ellas han servido para afrontar la pandemia.

Concretamente hacia las Pymes de salud no aparece ninguna en específico en cuanto a que sus actividades pudieran haberse regulado y haberse mantenido una continuidad en su funcionamiento, conociendo los riesgos que podía traer (los riesgos de los contagios de los pacientes, de los empleados, de proveedores) pero a su vez y he aquí mi propuesta, de que siendo entidades del sector salud, pueden dar ejemplo de cómo aplicar protocolos de cuidado y reducir o evitar los contagios en sus instalaciones en medio de haber continuado sus actividades de atención.

Esto habría tenido el efecto económico de que al menos si no hubieran parado las actividades en un 100% como le ha ocurrido a la mayoría y al menos así fuera facturando entre un 30 al 50%, de seguro por lo mínimo, se conseguían los ingresos para sustentar los gastos básicos operacionales y el efecto económico se hubiera podido minimizar en algo.

Pero ha sucedió es que las PYMES de salud hacen parte de “todo el costal de la economía” y han sido tratadas como tal, y no como un sector de verdad especial, el cual tiene un importante efecto en el sector salud: ¿cuántos pacientes que requieren controles periódicos de sus enfermedades están afectados ahora? ¿Cuánto gasto de salud va a crecer en los próximos meses por acumular tantas citas médicas, tratamientos programados y ayudas diagnósticas y cirugías pendientes? ¿Cuántos empleos del sector salud y en especial de la PYMES de salud se van a perder y de manera no temporal sino definitivamente?

Países como Suecia, Nueva Zelanda y otros muy pocos con verdaderas medidas “inteligentes” han logrado controlar la pandemia y no afectar de manera tan severa la economía.

Acá nos faltó más “inteligencia” con este sector que, como lo indiqué anteriormente, hubiera podido proteger mejor a esta parte tan importante como son las Pymes en salud y, si no las hubiera considerado como “otras empresas más”, para aplicarles medias generales sino específicas y de protección, no solo en salud, sino en el ámbito económico como se lo merecen, otro hubiera sido el cuento.

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